Los proyectos anteriores que habían intentado devolver al Caballero de la Noche a la gran pantalla no habían tenido un gran éxito, en especial la película Batman y Robin,
de 1997,
que obtuvo malas críticas y fue un fracaso comercial. Nolan y
Goyer comenzaron a trabajar en la película en 2003, en busca de un tono
más realista y oscuro.
La película fue un éxito comercial y de la
crítica en general, lo que garantizó una secuela, The Dark Knight,
con el regreso de Nolan y Bale en 2008. Según Nolan, estas películas eran más ejercicios de estilo que de drama.
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